Además de los citados beneficios a nivel cerebral, existen varios otros efectos positivos de tocar instrumentos musicales. Algunos de los más importantes se enumeran a continuación:
- Potencia la imaginación y la creatividad: Quienes tocan un instrumento musical –y, en general, cualquier persona que
se dedica a una
actividad artística– aprenden a pensar de manera creativa y a resolver problemas gracias a poder imaginar muchas soluciones posibles, rechazando presunciones y reglas anticuadas.
Así lo apunta Carolyn Phillips, exdirectora ejecutiva de la Norwalk Youth Symphony, de Estados Unidos (una de las orquestas sinfónicas de jóvenes más prestigiosas del mundo), en un texto tiulado “Doce
beneficios de la educación musical”Doce beneficios de la educación musical. “Las preguntas relacionadas con el arte no tienen una única respuesta correcta”, añade Phillips.
- Potencia la imaginación y la creatividad: Quienes tocan un instrumento musical –y, en general, cualquier persona que
se dedica a una actividad artística– aprenden a pensar de manera creativa y a resolver problemas gracias a poder imaginar muchas soluciones posibles, rechazando presunciones y reglas anticuadas.
Así lo apunta Carolyn Phillips, exdirectora ejecutiva de la Norwalk Youth Symphony, de Estados Unidos (una de las orquestas sinfónicas de jóvenes más prestigiosas del mundo), en un texto tiulado “Doce
beneficios de la educación musical”Doce beneficios de la educación musical. “Las preguntas relacionadas con el arte no tienen una única respuesta correcta”, añade Phillips.
- Ejercita la disciplina, la paciencia y la perseverancia: En la práctica de la música no interviene el azar: para cumplir los
objetivos hay que dedicar tiempo, ser constante y ordenado, practicar muchas horas para que el esfuerzo comience a dar sus frutos. La interpretación de un instrumento es como un trabajo de artesanía:
quienes lo estudian, señala Phillips, “aprenden a combinar los detalles de forma minuciosa y a distinguir un trabajo mediocre de uno bueno”.
Esto redunda en un nuevo nivel de excelencia para los aprendices, quienes amplían así sus recursos internos. “A través del estudio de la música, los estudiantes aprenden el valor del esfuerzo sostenido para
lograr la excelencia y las recompensas concretas del trabajo duro”, añade la experta.
- Reduce el estrés y la ansiedad: La idea de que dedicarse a una actividad artística o creativa reduce el estrés y la
ansiedad es casi de sentido común. No hay, sin embargo, demasiados estudios científicos que lo corroboren. Uno de los primeros data de 2016 y corroboró un descenso en los índices de cortisol (la
hormona que el cuerpo produce ante situaciones de estrés) cuando distintas personas se dedicaron a tareas artísticas.
La directora del estudio, Girija Kaimal, investigadora de la Universidad Drexel, con sede en Filadelfia, Estados Unidos, ha declarado que tanto la ejecución de un instrumento musical como otras disciplinas
creativas (dibujar, escribir, bailar, cantar, etc.) contribuyen con el objetivo de reducir la tensión y relajarse.
- Eleva la autoestima: La práctica de la música, es decir, ser capaz de tocar instrumentos musicales gracias a la disciplina, la paciencia, la
perseverancia y el esfuerzo mencionados más arriba, sin duda es una fuente de satisfacción. Una satisfacción que mejora los niveles de autoestima, tal como comprobó un estudio de investigadores iraníes.
De hecho, las conclusiones del artículo –publicado en la revista especializada Procedia– finalizan con la recomendación de incluir la capacitación en instrumentos musicales en los programas educativos,
con un doble objetivo: que los niños y jóvenes puedan conocer y beneficiarse de distintas influencias musicales y, sobre todo, aumentar la confianza en sí mismos.
(consumoClaro, 2020, En línea)
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